Construir según los principios de arquitectura tropical puede resultar más caro en material al principio, aunque no necesariamente. El leve sobrecoste se recupera con creces con el tiempo, esencialmente ahorrando energía. Y ganando en calidad de vida. La casa debe montarse sobre forjado sanitario ventilado. Así corre el aire refrescando y secando la base. En caso de fuertes lluvias, corre el agua a la vez que el suelo drena. El tejado es fundamental. Debe ser alto, con fuerte pendiente y se alarga con aleros que procuran sombra. El aire caliente se acumula bajo el techo y se refresca de noche. El agua de lluvia corre mejor y se evacua fácilmente. Las paredes se abren para dejar pasar el aire en corrientes transversales. Se protegen con los aleros y con quiebrasoles que permiten la ventilación. Las paredes más expuestas se protegen con cubierta ventilada de tablillas. Postigos de persiana o paños de celosías cierran ventanas. Entra luz y aire. La casa se divide en varios bloques para menor acumulación de aire. Y se abre afuera con balcones o verandas cubiertos, y con patio. El exterior se hace parte de la vivienda. El exterior se puebla de vegetación que procura drenaje natural, sombra y filtra las radiaciones del sol. El cemento del patio se cambia por ladrillos celosías que dejan crecer la grama y drenan el agua de lluvia.